Pregunta 1: Soy un joven musulmán practicante, gracias a Allah, y también soy estudiante de ciencias religiosas. Que Allah nos conceda la sinceridad en lo dicho y lo hecho. Gracias a Allah, mi esposa también es practicante. Somos de Egipto, pero vivimos en la zona de Al-Ahsa’, y mi período de residencia acabará este año. Mi esposa y yo trabajamos como profesores. Nuestro problema surgió al acercarse la fecha de la vuelta a Egipto, ( Número del tomo 12; Página 161) y que consiste en el trabajo de mi esposa, pues, como usted sabe, en Egipto está permitido que las mujeres se mezclen con hombres, lo que podría provocar pecados horribles. Aunque hay colegios de chicas, y otros de chicos, los profesores que enseñan allí son mujeres y hombres, es decir, no sólo las mujeres son las que enseñan a las chicas. Éste es todo el problema. Ahora bien, la da´wah (invitación al Islam) va muy bien y consigue muchos logros, sobre todo, entre las chicas. Las practicantes aumentan constantemente y necesitan a quien les dirija. Me siento indeciso, no sé si permito a mi mujer que trabaje en colegios de chicas llamándoles a las virtudes islámicas por medio de la sabiduría y la buena exhortación. En este caso, ella va a llevar al-higab (velo) en presencia de los profesores, y no hablará con ellos, lo que no es difícil realizar en su profesión. Aún más, es posible que no entable ninguna relación con ellos, de modo que se quede en la sala de profesoras fuera de los horarios de las clases. La otra opción que tengo, es hacer que se quede en casa, dejando el ámbito a otras mujeres de valores morales corruptos. La apariencia de estas mujeres a veces va en contra de la shari'ah (Ley Islámica), lo que puede ser un mal ejemplo a seguir por las alumnas. Por eso, les comunico mi problema y espero que me aconsejen. ¿Acaso le hago a mi esposa que se quede en casa o la dejo trabajar y hacer Da'wah al mismo tiempo? El porcentaje de alumnas es muy alto en una sociedad como Egipto.